Chu Fu Tze, negador de milagros, había muerto; lo velaba su yerno.
Al amanecer, el ataúd se elevó y quedó suspendido en el aire, a dos cuartas del suelo. El piadoso yerno se horrorizó.
-Oh, venerado suegro -suplicó- no destruyas mi fe de que son imposibles los milagros.
El ataúd, entonces, descendió lentamente, y el yerno recuperó la fe.
¨Anónimo chino¨
miércoles, noviembre 08, 2006
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6 comentarios:
Ve? Aprenda!
Adórolo!!!
Ok (?)
No entendi el comment de Mme M.....sera el calor que agobia a mi unica neurona? :S
Muy bueno!!!!!
Este diminuto cuentito le encantaba a Borges, a mi me resultó simpático :)
le extraño :(
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